domingo, diciembre 07, 2008
La reacción al acercamiento de Rico
Estela de Carlotto: "Darle un lugar partidario a un golpista es improcedente y peligroso (...) Que vuelva Rico es preocupante"
Strassera: "Es lamentable. Una gravísima contradicción de Kirchner, que debió haber condenado a Rico públicamente (...) Es el ansia desmedida de poder la que provoca estas cosas: se acepta a cualquiera si garantiza votos. No importa ni que sea Satanás"
Nora Cortiñas: "Algunas Madres todavía no lo podemos creer (...) Que le den un lugar nos cae muy mal. No sólo lo rechazamos: nos preocupa mucho".
Jorge Ceballos: "El proceso que se inició en 2003 está siendo distorsionado por el avance del PJ. Particularmente en la provincia con personajes como el ex carapintada Aldo Rico (...) El PJ desvirtuó la convocatoria transformadora a la que fuimos convocados. No podemos aceptar que Rico sea parte de este proyecto" (y renunció al Ministerio de Desarrollo Social en tanto Libres del Sur se aleja del Gobierno)
Gabriela Cerrutti: "No puede ser que Ibarra sea un límite. En todo caso, el límite debería ser Rico"
Emilio Pérsico: "No estoy de acuerdo en apoyarlo. Rico debería dar un paso al costado"
Humberto Tumini: "Hay una contradicción flagrante, imposible de sostener. La representación política de este gobierno ha devenido en una representación política conservadora. Y es un elemento sustancial que a nosotros ha dejado de contenernos y por eso nos apartamos"
Eduardo Luis Duhalde: se llama al silencio.
¿No será demasiado costoso para el Gobierno apoyar a un tipo como Rico, quien peleó y sublevó con el fin de obtener las leyes de impunidad que, al ser derogadas, acercó a los organismos de Derechos Humanos al Gobierno? Sí, es cierto que en política a veces hay que digerir algunos batracios, que hay que ensuciarse las manos, que el peronismo es demasiado abarcativo y que no sólo se ataca a la democracia con tanques; pero Aldo Rico es un símbolo macabro de nuestra historia, un tipo que luchó para obtener la impunidad de los genocidas (impunidad que llevó décadas empezar a revertir).
Creo que este acercamiento implicará un costo mayor del beneficio que brindará. Son cuestiones como estas las que erosionan al propio Gobierno. Pero quizás tenga un costado positivo: probablemente este acercamiento se traduzca en un acercamiento, una unificación de sectores de la izquierda nacional y popular. Como dijo Ceballos:
Vamos a trabajar con Martín Sabbatella, Pino Solanas, la CTA, sectores del Partido Socialista, el Partido Humanista y sectores sociales y culturales que quieren un país progresista (...) Vamos a llevar esperanza a los millones de argentinos que apoyaron a Kirchner en sus primeros años y que hoy están confundidos y desesperanzados ante el avance del PJ sobre el proyecto nacionalSaludos
D.F.
http://mundo-perverso.blogspot.com/2008/12/la-reaccin-al-acercamiento-de-rico.html
Sergio Berni, secretario de Gestión y Articulación Institucional
“Algunos actores políticos tiran del mantel para que se rompa todo”
Publicado el 9 de Enero de 2011
Para el virtual viceministro de Desarrollo Social, sectores que “están perdidos” promovieron en diciembre la desestabilización del gobierno. En su primera entrevista desde 2003, cuestiona con dureza a Mauricio Macri.
Trabajar sobre un conflicto social es como operar. Cualquier operación, hasta la más sencilla, siempre es difícil. Con el trabajo en la calle, en el territorio, pasa la mismo, hay que tratar de convertir lo complejo en algo sencillo”. El diagnóstico pertenece a uno de los funcionarios “prehistóricos” del kirchnerismo, de los pocos que ocupa un mismo rol de gestión desde 2003. Siempre cultivó un estricto bajo perfil, rehuyó de las declaraciones públicas de las que suele burlarse en la intimidad como “algo un poco inútil” y jamás encontró contradicciones entre el trabajo social, la profesión de médico cirujano y su pasado como teniente coronel del Ejército. La actuación del equipo que encabeza en el Ministerio de Desarrollo Social quedó en primer plano durante el conflicto del Parque Indoamericano, en Villa Soldati. Acompañó al jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, y al ministro del Interior, Florencio Randazzo, en una conferencia de prensa en la Casa Rosada durante el tramo más complicado de la toma, montó el operativo del censo de los ocupantes y, con disciplina militar, lideró las cruciales negociaciones posteriores que fueron llave para el desalojo final del predio.“Cinco horas de trabajo y media de descanso, durante cinco días”, asegura.
Sergio Berni, número dos de la cartera que encabeza Alicia Kirchner y responsable de la Secretaría de Gestión y Articulación Institucional, no duda en denunciar “maniobras políticas de dirigentes opositores que están perdidos” para desestabilizar al gobierno detrás de las tomas en la Ciudad de Buenos Aires que, con el agregado trágico de tres muertes, pusieron a prueba a la administración kirchnerista en el cierre de 2010. La figura de Mauricio Macri está en el centro de la evaluación. “La única propuesta imaginativa que tenía era entrar a palo y cachiporra para sacar a la gente. Es una persona con cero iniciativa y cero creatividad, con una única manera de solucionar los problemas: lo compro o lo destruyo”, acusa.
Berni habla en el mismo despacho que ocupa desde el inicio de la era kirchnerista, en el octavo piso del edificio que Desarrollo Social tiene a metros del Café Tortoni, en el centro de la ciudad. Está rodeado de fotografías: en las paredes cuelgan varias del cementerio de Darwin, en Malvinas, otras que lo muestran en un torneo de artes marciales en Japón, y numerosas con Néstor Kirchner, su hermana Alicia y la presidenta Cristina Fernández. También aquella instantánea que buscó sacarlo del anonimato cuando, el 20 de diciembre de 2003, lo retrataron mientras asistía a los heridos por la explosión de una bomba casera en la Plaza de Mayo. Es la primera vez que acepta una entrevista.
El vínculo con los Kirchner se remonta a finales de la década de 1980. Berni había llegado a la Patagonia para dejar atrás su paso por el Ejército. “Es una mentira total. Estaría bien que presenten pruebas”, responde sobre las versiones de su participación en el alzamiento carapintada de Semana Santa de 1987 y un supuesto castigo de reclusión en el sur.
Instalado en Santa Cruz no tardó en convertirse en director del hospital de 28 de Noviembre, a 300 kilómetros de Río Gallegos. En una de las imágenes de su oficina está junto a un sonriente Kirchner en los pasillos de ese centro asistencial. “Ahí comenzamos a militar las primeras campañas”, explica. El recuerdo del ex mandatario es inevitable: “No puedo pensar la pérdida desde la razón. Es imposible evaluarla fríamente, porque lo afectivo me lo impide. Fue mi jefe político”.
Ya en Buenos Aires y con el ex presidente en el poder, Berni se convirtió en interlocutor privilegiado de las agrupaciones piqueteras y ganó fama de “negociador duro pero que cumple con la palabra”. Es casi imposible trazar la cronología completa de las intervenciones de su equipo desde 2003: del trabajo inicial en el llamado “gabinete piquetero” a las tareas de asistencia por el alud de Tartagal, en febrero de 2009, pasando por la emergencia del granizo en Santa Fe, en marzo de 2007, hasta las negociaciones para evitar un acampe en la 9 de Julio en medio de los festejos del Bicentenario.“Nunca firmé ningún acuerdo”, se jacta durante el diálogo con Tiempo Argentino.
A punto de cumplir 48 años, Berni suele encarar los diálogos más difíciles con una suerte de apotegma sobre las diferencias entre la inteligencia y la astucia. “El astuto es aquel que sale bien posicionado de una situación en la que el inteligente nunca se habría metido” (nota del autor del "blog": hace clara referencia a "la duda es la jactancia de los intelectuales", un célebre frase del genocida y apropiador, golpista, carapintada Aldo Rico), repitió ante varios dirigentes sociales durante la toma del Indoamericano. Nunca lee los diarios y apenas escucha algo de radio mientras maneja desde su campo en la localidad bonaerense de Lima hasta la Capital Federal. Hace dos meses que no va al sur. Risueño, asegura que desde su casa, en la localidad de 28 de Noviembre, se ve el Océano Pacífico, y confiesa que aprovechó los últimos vuelos para comenzar a estudiar Derecho.
–El gobierno asoció las tomas en la ciudad con un intento de desestabilización. En algún momento se habló de un “efecto contagio” al interior del país y de posibles saqueos. ¿Qué información manejaron en ese sentido?
–Lo del Indoamericano tuvo connotaciones políticas. Conocemos las diferentes maniobras que hacen muchos actores políticos para desestabilizar este proceso de crecimiento que vive la Argentina. Evidentemente muchos dirigentes de la oposición no quieren que suceda porque están perdidos.
–Se habló de la intervención de punteros políticos. ¿Qué detectaron ustedes?
–Estuve cinco días en el lugar, las 24 horas. Trabajando, viviendo, comiendo. Realmente no he podido terminar de cerrar una cronología verosímil de cómo se armaron las cosas. Como toda situación, a veces empieza con algo muy pequeño donde nadie toma real dimensión de cómo pueden terminar los acontecimientos. En el Indoamericano se conjugaron diferentes actores políticos. En realidad, todo comienza con la toma de una canchita de fútbol en el barrio Los Piletones por parte de gente acostumbrada a tomar terrenos de la Ciudad para recibir los subsidios del gobierno porteño y, de esa manera, lograr indemnizaciones. Hay un dato que no es menor y nadie menciona: el gobierno de la Ciudad tiene una metodología muy particular y, cuando hay una toma, en vez de trabajar y tratar de solucionar el problema, elige siempre el camino más fácil, el de otorgar subsidios para que la gente se vaya. Como un paciente que tiene fiebre y en lugar de tratar la infección, le das antibióticos. No hay compromiso con la gente, no hay búsqueda de soluciones, y generan una cultura del subsidio. A todo esto se sumó la irresponsabilidad de algún militante del PRO que dijo que iban a entregar títulos de dominio. Eso generó confusión y algún que otro vivo empezó con los negocios inmobiliarios, a vender el Parque. Están muy claras las imágenes de la televisión, sobre todo en los disturbios. La conectividad entre la gente que comienza con los disturbios y la gente del PRO. No lo digo yo, lo muestra la televisión.
–¿En algún momento trabajaron en coordinación con el gobierno de la Ciudad?
–El censo era la primera herramienta que teníamos para ver de qué manera íbamos a trabajar. Hasta ese momento, el gobierno porteño se había desentendido totalmente. La única propuesta imaginativa que tenía Macri era entrar a palo y cachiporra, y veníamos con un saldo de tres muertos, algo inadmisible para la presidenta.
–Con el antecedente inmediato de la represión y los muertos, ¿no se tardó demasiado en actuar pese a la responsabilidades de jurisdicción?
–No es que se tardó mucho o poco. Había que determinar y dejar claro quién era el responsable. Insisto, esto empezó unos 15 días atrás, con unas diez familias, con la toma de una canchita en Los Piletones y se extendió a un costado de la Villa 20. En ese momento era algo muy fácil de resolver pero había que tener voluntad para hacerlo. Macri adoptó una postura lamentable. Verlo en televisión unos días después, pidiendo palo para desalojar el Club Albariño y reclamando a la presidenta que se haga cumplir la ley fue una imagen patética. La imagen de una persona con cero iniciativa, cero creatividad y con una única manera de solucionar los problemas: lo compro o lo destruyo. Es la más fácil y así no se trabaja.
–¿Estos episodios advirtieron al gobierno sobre la necesidad de cambios que hagan más eficaz la articulación de las políticas sociales?
–Las políticas sociales llegan, y llegan en forma eficiente. No hay que olvidar que en el Indoamericano había de todo. Estaba el pícaro, el que realmente necesitaba vivienda, el que pensaba que se la iban a regalar. Sí pudimos observar el buen recibimiento que tuvo el gobierno nacional cuando llegamos. Hay un ida y vuelta con la gente. Se notaba claramente cuándo había alguien del gobierno nacional, y cuándo alguien del gobierno de la Ciudad. Ellos sólo querían bajar la pala de la topadora y arrasar con todo.
–¿El Ministerio sigue trabajando sobre los casos de las personas censadas?
–Seguimos trabajando. Hace unos días estuvimos con los casos más urgentes. Y todos los días, con toda la gente que tenga algún tipo de necesidad. Pero ese trabajo, que mucha gente descubrió ahora, lo venimos haciendo hace ocho años.
–¿Por qué no se actuó con la misma metodología en el Club Albariño?
–Porque era un caso totalmente distinto. Del Indoamericano nos fuimos al Albariño, y nos dimos cuenta de que era un conflicto de naturaleza absolutamente diferente, donde se olía que había otros intereses. Vimos que detrás de la toma del club había una organización que se dedicaba a este tipo de actividades, a tomar, vender, generar un negocio inmobiliario. De hecho, terminó como terminó, con muchas personas presas.
–Desde el macrismo se dijo que el gobierno pagó 50 millones de pesos para lograr la desocupación del Parque Indoamericano.
–(Ofuscado) Que lo denuncien. Es la típica respuesta de aquellos que… (se interrumpe) Mi abuelo me enseñó que hay tres clases de hombres: los que intervienen para que algo pase, los que miran lo que está pasando, y aquellos que ni se imaginan lo que pasa. Macri y su equipo de gente están en este último grupo. Ni siquiera supieron lo que estaba pasando. Cuando nosotros trabajábamos, ellos no estaban. Nunca estuvieron. La gente se empezó a ir mucho antes de la firma del acuerdo entre la Ciudad y Nación, y nadie lo contó de esa manera. Mientras nosotros veíamos cómo se retiraba la gente, los funcionarios de Desarrollo Social del gobierno de la Ciudad estaban de shopping en el Jumbo de Villa Soldati. Y asumo lo que digo.
–¿Qué funcionarios?
–Funcionarios de la Secretaría de Desarrollo Social de la Ciudad. La respuesta de Macri es la típica respuesta de aquellos que no tienen la capacidad de entender lo que se hizo.
–Si no hay nada a cambio, ¿cómo se genera la relación de confianza para que, en cualquier conflicto, una persona que reclama algo desista de la protesta a partir de la promesa de que su situación será atendida?
–Esa confianza no se generó en el Indoamericano. Esa confianza se generó a través de ocho años de trabajo desde el Ministerio que encabeza Alicia Kirchner. Se generó por la eficiencia y eficacia de las políticas sociales, y porque la gente cree y confía en la presidenta. No pasa por arte de magia.
–¿Trabajo de persuasión?
–No hubo argumentos. No hubo que hacer trabajo de persuasión. La gente cree en nosotros y supo que la presidenta y la ministra no le iban a fallar. La gente cree en las políticas sociales de Nación, que son serias, que llegan adonde tienen que llegar.
–Insisto, ¿este final de año no hizo visualizar algún tipo de déficit de gestión?
–No. Nosotros llegamos al Indoamericano y ya se respiraba otro aire. La gente confiaba plenamente en el gobierno nacional; si no, ¿cómo podrías explicar que hacía horas que estaban a los tiros y cuando llegamos, en un día, pudimos entregarle el predio a la jueza?
–La jueza Elena Liberatori dijo que el caso del Indoamericano no se podía abordar como un hecho delictivo. ¿Está de acuerdo?
–La jueza es jueza. Si ella lo dice... Yo soy médico, no soy abogado.
–También habló de la necesidad de abordar esa toma como parte de un conflicto social…
–En abogacía siempre están las dos versiones. La mitad de la biblioteca para unos, la otra mitad para otros. Era un espacio público, lo sabían los mismos ocupantes, sabían que estaba mal y sabían que se tenían que ir. Pero no discuto con lo que dice un juez.
–Usted planteó diferencias entre las ocupaciones del Indoamericano y el Club Albariño. El gobierno hilvanó esos hechos y los incidentes de Constitución para hablar de un plan de desgaste político en el que involucró al duhaldismo, al macrismo y al Partido Obrero. ¿Cómo se visualiza ese cuadro en el trabajo territorial?
–Nosotros estamos todos los días en el territorio. Son los mismos actores políticos de 2001 a 2003. Yo los veo, se palpa, se siente. Hoy existe una diferencia: se trata de gente que ante esa desesperación de no poder avanzar sobre sus intereses personales, tiran del mantel de la mesa para que se rompa todo. No se dieron cuenta de que usan la misma metodología que en 2001 y 2003, sin aceptar que el país no es el mismo. Hoy la Argentina es un país que avanza, que crece, con alto consumo, que bate sus propios records en los supermercados, en los shoppings, con tasa de desempleo reducida, con un dinamismo importante, con un fuerte crecimiento. El país cambió totalmente y los métodos de desestabilización son los mismos.
–Más allá de una posible conspiración política, ¿estos episodios no muestran cuentas sociales pendientes?
–Ningún gobierno es perfecto, y nos hacemos cargo de las deudas que aún tenemos. No escondemos los errores bajo la mesa, lo pendiente es analizado todo el tiempo. Tratamos todos los días de superarlo. La presidenta tiene un dinamismo diario insuperable para poder lograr las metas que se impone.
–El año también terminó con reclamos sobre la aplicación del plan de cooperativas Argentina Trabaja. ¿Cuál es el balance desde el ministerio?
–El Plan Argentina Trabaja nació con mucho esfuerzo y con una fuerte decisión de la presidenta de generar 120 mil puestos de trabajo en poco tiempo. Es natural que exista una disputa.
–¿Entre los intendentes del PJ y las organizaciones sociales?
–El PJ no. Entre los intendentes. Los intendentes son los jefes políticos de cada distrito, por lo tanto les corresponde administrar el Argentina Trabaja como cualquier otro plan. Pero hay diferentes sectores que los quieren administrar y se generan tensiones.
–Desde algunos movimientos se habló de un plan que generó clientelismo…
–No, no. Por el contrario, este ministerio ha hecho un esfuerzo inclaudicable por desterrar el clientelismo que encontramos en 2003. Este fue el ministerio que bancarizó, que entregó las tarjetas sociales, que eliminó la entrega de alimentos. El plan Argentina Trabaja está totalmente bancarizado, y el Ministerio de Desarrollo Social abrió una línea especial para poder denunciar a los pícaros que siempre están queriendo embarrar el programa.
–¿Qué acciones se tomaron frente a las denuncias de punteros políticos que exigían a beneficiarios un porcentaje del pago?
–Cada denuncia que llega al ministerio se eleva a la justicia para que sea investigada. Y para que se juzgue a los responsables con el máximo rigor de la ley.
Te quiero afuera, "Berni". Aclara que hacían, hace un par de años, alquilando mi departamento, los dos "estudiantes de abogacía" kirchneristas que trabajaban con vos.
Y, además, habría que ver la conexión de los carapintadas argentinos con Hugo Chávez.
Estela dijo "buscar" y yo busqué.
Si hay más de este tipo de cosas o no, no me interesa. Mientras estos señores se pavonean, HAY GENOCIDAS Y APROPIADORES SUELTOS.
Los quiero afuera de mi PC y de mi vida, los que no están para lo malo, no tienen lugar para lo bueno. ¡¡¡Afuera!!!
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