El ministro de Seguridad, León Arslanian, disolvió la Bonaerense y empezó la purga interna.
LA PURGA DEJO AL DESNUDO COMO
SE PROTEGIA A POLICIAS CORRUPTOS Y ASESINOS
Bajo el paraguas de la Bonaerense
En la lista de los 303 echados por Arslanian figuran casos insólitos de policías que seguían cobrando medio sueldo pese a estar condenados y presos. Figuran los del caso Ramallo y Melmann, entre otros. Una investigación de Página/12.
Por Horacio Cecchi
La ex Bonaerense, más que policía, era una fábrica de paraguas. Buena parte de los 303 expulsados el sábado pasado por el ministro de Seguridad León Arslanian estaban condenados por delitos gravísimos pero siguieron cubiertos por la fuerza, con sus jerarquías y cobrando el sueldo tras las rejas como uniformados ejemplares durante tres o cuatro años después de haber sido detenidos o condenados. Página/12 tuvo acceso al listado. Los casos dan la pauta de la lógica corporativa. Pero varios parecen salidos de la ficción: Aldo Cabral seguía siendo cabo primero con su respectivo sueldo, pese a haber sido detenido en diciembre del ’99 y condenado a 17 años en setiembre de 2002 por integrar la banda que asaltó el Banco Nación de Villa Ramallo. El trío del caso Melmann –Oscar Echenique, Ricardo Suárez y Ricardo Anselmini– fue condenado a perpetua en 2002, pero seguía con sus jerarquías. El sargento de la 3ª de Don Torcuato, Hugo “El Beto” Cáceres, acusado de integrar escuadrones de la muerte, y tras las rejas, seguía siendo sargento hasta el sábado pasado. La lista sigue.
En la jerga, a la lista de los 303 ya la conocen como “los de la lista birome”. Como ya anunció el domingo pasado este diario, entre los despedidos figuran acusados de homicidio, violación, torturas, extorsión, secuestro, estafas reiteradas, asalto, aprietes, regenteo de prostitución y juego, robo de autos. Hasta se da el paradójico caso de un uniformado expulsado por robar el anillo a un cadáver que custodiaba.
A continuación, algunas perlas de la lista.
- El 16 de setiembre del ’99, un trío asaltó el Banco Nación de Villa Ramallo. Del asalto, que conmocionó al país, resultó la masacre de Villa Ramallo. La investigación del juez Carlos Villafuerte Ruzo derivó en una docena de detenciones. Entre ellas, la del cabo primero Aldo Cabral, preso el 9 de diciembre del ’99. El soldado heroico cobró medio sueldo durante cuatro años y medio, pese a haber sido condenado en setiembre de 2002 a 17 años.
- Los sargentos primero Oscar Echenique y Ricardo “El Mono” Suárez y el cabo Ricardo “Rambo” Anselmini fueron condenados a cadena perpetua en 2002, acusados de haber secuestrado, violado y asesinado a Natalia Melmann en Miramar, el 4 de febrero de 2001. Tras las rejas, seguían cobrando el medio sueldo pese a que sus familias levantaron una carpa negra en la plaza central de Miramar para denunciar que sus tres hijos dilectos eran víctimas de oscuras componendas políticas.
- El 10 de mayo de 2003, Andrea Viera y su pareja fueron detenidos por policías de la Comisaría 1ª de Florencio Varela. Los acusaban de haber participado, momentos antes, de un tiroteo que provocó la muerte de un uniformado, aunque quedó probado que no tuvieron nada que ver. Ambos fueron torturados. Viera murió doce días después, producto de las torturas. Cinco policías serán llevados a juicio: el oficial principal David Gutiérrez, el suboficial principal Carlos Maidana, la cabo primero Marta Oviedo y el agente Carlos Farías están acusados por torturas seguidas de muerte; el oficial subinspector Diego Herrera está acusado de omisión de denuncia.
- El sargento Hugo “El Beto” Cáceres era el capanga de la 3ª de Don Torcuato, conocida como “La Crítica”. Hugo El Beto fue acusado de comandar un escuadrón de la muerte, según investigó el periodista Cristian Alarcón, cuya historia fue relatada en su libro Cuando me muera quiero que me toquen cumbia. Cáceres y el sargento Marcelo Puyo, del Comando de Patrullas de Tigre, quedaron detenidos por el homicidio de Guillermo “Nuni” Ríos, de 17 años, ocurrido el 11 de mayo de 2000. También integra la lista el oficial subinspector Juan Barrientos, que formaba parte de la patota del Hugo Beto, detenido bajo sospecha de haber participado en algunas de las muertes del escuadrón, pero luego liberado.
- Rubén Galloso era cabo 1º en Baradero. El 17 de febrero de 2000 asesinó por la espalda a Efraín Ríos, de 17 años. Galloso fue procesado pero en libertad. Durante ese tiempo fue tomado como chofer por el entonces jefede la Departamental de San Nicolás, José Aurelio Ferrari (relevado en 2003 tras una serie de notas publicadas por Página/12). En agosto de 2002, un Tribunal Oral de San Nicolás llevó a juicio a Galloso. Entre los testigos de la defensa estaba Ferrari, quien no tuvo el menor empacho en responder a los jueces que había tomado como chofer al acusado de homicidio “para ver si el hombre se sinceraba conmigo”. “¿Y se sinceró?”, le preguntaron los jueces. “Sí –respondió Ferrari–. Yo estoy convencido de que el hombre es absolutamente inocente.” El absolutamente inocente terminó condenado a 16 años por homicidio simple. Ferrari fue seriamente amonestado. Pero Galloso, con condena y tras las rejas, siguió viviendo de su sueldo de cabo primero hasta el sábado pasado.
- El comisario Raúl Omar Aguirre era titular de la 1ª de Tres de Febrero. Dejó de serlo cuando Arslanian ordenó su desplazamiento, mezclado en la denuncia de aprietes del cabo Nahuel Suárez. Suárez había intervenido el 10 de enero de 2000 en la detención de una banda de narcos, luego liberada por la Comisaría 10ª. Suárez hizo la denuncia y a partir de allí comenzó a recibir aprietes y amenazas. Terminó entrevistándose con el gobernador Felipe Solá. Las investigaciones apuntaron sobre la 1ª de Aguirre. Por el mismo caso pasaron a prescindibilidad la subcomisario Graciela González, segunda jefa de la 1ª de Tres de Febrero, que había reemplazado a Aguirre al ser destituido, y el oficial subinspector Víctor Melgar.
- Jorge Burgues seguía siendo oficial subinspector pese a haber sido condenado en octubre de 2003 a 12 años por el homicidio de Ignacio Puente, cometido el 4 de noviembre de 2001, a la salida de un local bailable de Banfield.
- El cabo 1º Daniel “El Fantasma” Mansilla y el agente Raúl Lescano, del comando Marea Azul de Temperley, fueron detenidos por asaltar con uniforme y disparar a quemarropa al joven Luis Tarragona en enero de este año. Tras permanecer durante varios días en coma, Tarragona salvó milagrosamente su vida.
- A fines de abril pasado fue condenado a 18 años el suboficial principal Ramón Olivera, por el homicidio de Daniel Sosa. El Tribunal Oral 3 de La Matanza consideró probado que Olivera mató de tres tiros a Sosa, luego disparó contra su propio auto y plantó un arma al cadáver para simular que la víctima quiso asaltarlo y había actuado en legítima defensa. No sólo Olivera seguía con su uniforme pese a que el crimen ocurrió el 2 de febrero de 2001, sino que el día de la sentencia estaba libre y cuando lo fueron a buscar, no lo encontraron.
- La sargento María Laura Biagini, de la Comisaría de la Mujer de Merlo, estaba en disponibilidad desde setiembre de 2001, acusada de robar a un detenido. De la misma comisaría, la oficial principal fue detenida acusada de estafas reiteradas con tarjetas de crédito.
- El oficial subinspector Raúl Reguera, los oficiales principales Luis Díaz y Arturo Calderón, el suboficial mayor Oscar Enríquez y el cabo primero Omar Caporale, de la comisaría de Billinghurst, fueron condenados el año pasado por privar de la libertad, golpear y extorsionar a dos camioneros a quienes exigían 15 mil pesos para no armarles una causa, en 2001. Los camioneros los denunciaron. Los polis no recibieron la coima, pero igual cobraron durante tres años el sueldo procesados y sin trabajar.
- El oficial subinspector Maximiliano Cristóbal, de la 1ª de Morón, fue detenido en 2002 por robar una estación de servicio en Parque Leloir.
- Magallán, Miguel Angel, oficial principal de servicio en la 7ª de Castelar, en 2001 recibió a un detenido trasladado por el Comando de Patrullas. En lugar de informar a la fiscalía, le cobró unos viáticos y lo dejó libre. Tuvo la mala suerte de que el policía que se lo había entregado estaba de guardia en la fiscalía al día siguiente. Cuando el policía le preguntó al fiscal si había recibido el expediente, Magallán saltó por los aires.
- De la misma comisaría era el oficial inspector Jorge Plaul, que actuaba como jefe de calle. Gendarmería lo detuvo en 2001 cuando pasaba por lafrontera de Formosa una 4x4 robada. Plaul pasó tres años cobrando el sueldo como si nada.
- Por el momento, la síntesis se cierra con el emblemático caso del cabo Sebastián Adinolfi, de la 5ª de La Plata. Adinolfi fue condenado a dos años en suspenso por “hurto calamitoso”, eufemismo jurídico de necrocaco: le habían encomendado custodiar una camioneta con un cadáver dentro y no encontró mejor diversión que birlarle un anillo al muerto. Ocurrió el 21 de setiembre del ‘99 y hasta el sábado pasado, como el resto de la lista birome, cobraba su medio sueldo.
En la jerga, a la lista de los 303 ya la conocen como “los de la lista birome”. Como ya anunció el domingo pasado este diario, entre los despedidos figuran acusados de homicidio, violación, torturas, extorsión, secuestro, estafas reiteradas, asalto, aprietes, regenteo de prostitución y juego, robo de autos. Hasta se da el paradójico caso de un uniformado expulsado por robar el anillo a un cadáver que custodiaba.
A continuación, algunas perlas de la lista.
- El 16 de setiembre del ’99, un trío asaltó el Banco Nación de Villa Ramallo. Del asalto, que conmocionó al país, resultó la masacre de Villa Ramallo. La investigación del juez Carlos Villafuerte Ruzo derivó en una docena de detenciones. Entre ellas, la del cabo primero Aldo Cabral, preso el 9 de diciembre del ’99. El soldado heroico cobró medio sueldo durante cuatro años y medio, pese a haber sido condenado en setiembre de 2002 a 17 años.
- Los sargentos primero Oscar Echenique y Ricardo “El Mono” Suárez y el cabo Ricardo “Rambo” Anselmini fueron condenados a cadena perpetua en 2002, acusados de haber secuestrado, violado y asesinado a Natalia Melmann en Miramar, el 4 de febrero de 2001. Tras las rejas, seguían cobrando el medio sueldo pese a que sus familias levantaron una carpa negra en la plaza central de Miramar para denunciar que sus tres hijos dilectos eran víctimas de oscuras componendas políticas.
- El 10 de mayo de 2003, Andrea Viera y su pareja fueron detenidos por policías de la Comisaría 1ª de Florencio Varela. Los acusaban de haber participado, momentos antes, de un tiroteo que provocó la muerte de un uniformado, aunque quedó probado que no tuvieron nada que ver. Ambos fueron torturados. Viera murió doce días después, producto de las torturas. Cinco policías serán llevados a juicio: el oficial principal David Gutiérrez, el suboficial principal Carlos Maidana, la cabo primero Marta Oviedo y el agente Carlos Farías están acusados por torturas seguidas de muerte; el oficial subinspector Diego Herrera está acusado de omisión de denuncia.
- El sargento Hugo “El Beto” Cáceres era el capanga de la 3ª de Don Torcuato, conocida como “La Crítica”. Hugo El Beto fue acusado de comandar un escuadrón de la muerte, según investigó el periodista Cristian Alarcón, cuya historia fue relatada en su libro Cuando me muera quiero que me toquen cumbia. Cáceres y el sargento Marcelo Puyo, del Comando de Patrullas de Tigre, quedaron detenidos por el homicidio de Guillermo “Nuni” Ríos, de 17 años, ocurrido el 11 de mayo de 2000. También integra la lista el oficial subinspector Juan Barrientos, que formaba parte de la patota del Hugo Beto, detenido bajo sospecha de haber participado en algunas de las muertes del escuadrón, pero luego liberado.
- Rubén Galloso era cabo 1º en Baradero. El 17 de febrero de 2000 asesinó por la espalda a Efraín Ríos, de 17 años. Galloso fue procesado pero en libertad. Durante ese tiempo fue tomado como chofer por el entonces jefede la Departamental de San Nicolás, José Aurelio Ferrari (relevado en 2003 tras una serie de notas publicadas por Página/12). En agosto de 2002, un Tribunal Oral de San Nicolás llevó a juicio a Galloso. Entre los testigos de la defensa estaba Ferrari, quien no tuvo el menor empacho en responder a los jueces que había tomado como chofer al acusado de homicidio “para ver si el hombre se sinceraba conmigo”. “¿Y se sinceró?”, le preguntaron los jueces. “Sí –respondió Ferrari–. Yo estoy convencido de que el hombre es absolutamente inocente.” El absolutamente inocente terminó condenado a 16 años por homicidio simple. Ferrari fue seriamente amonestado. Pero Galloso, con condena y tras las rejas, siguió viviendo de su sueldo de cabo primero hasta el sábado pasado.
- El comisario Raúl Omar Aguirre era titular de la 1ª de Tres de Febrero. Dejó de serlo cuando Arslanian ordenó su desplazamiento, mezclado en la denuncia de aprietes del cabo Nahuel Suárez. Suárez había intervenido el 10 de enero de 2000 en la detención de una banda de narcos, luego liberada por la Comisaría 10ª. Suárez hizo la denuncia y a partir de allí comenzó a recibir aprietes y amenazas. Terminó entrevistándose con el gobernador Felipe Solá. Las investigaciones apuntaron sobre la 1ª de Aguirre. Por el mismo caso pasaron a prescindibilidad la subcomisario Graciela González, segunda jefa de la 1ª de Tres de Febrero, que había reemplazado a Aguirre al ser destituido, y el oficial subinspector Víctor Melgar.
- Jorge Burgues seguía siendo oficial subinspector pese a haber sido condenado en octubre de 2003 a 12 años por el homicidio de Ignacio Puente, cometido el 4 de noviembre de 2001, a la salida de un local bailable de Banfield.
- El cabo 1º Daniel “El Fantasma” Mansilla y el agente Raúl Lescano, del comando Marea Azul de Temperley, fueron detenidos por asaltar con uniforme y disparar a quemarropa al joven Luis Tarragona en enero de este año. Tras permanecer durante varios días en coma, Tarragona salvó milagrosamente su vida.
- A fines de abril pasado fue condenado a 18 años el suboficial principal Ramón Olivera, por el homicidio de Daniel Sosa. El Tribunal Oral 3 de La Matanza consideró probado que Olivera mató de tres tiros a Sosa, luego disparó contra su propio auto y plantó un arma al cadáver para simular que la víctima quiso asaltarlo y había actuado en legítima defensa. No sólo Olivera seguía con su uniforme pese a que el crimen ocurrió el 2 de febrero de 2001, sino que el día de la sentencia estaba libre y cuando lo fueron a buscar, no lo encontraron.
- La sargento María Laura Biagini, de la Comisaría de la Mujer de Merlo, estaba en disponibilidad desde setiembre de 2001, acusada de robar a un detenido. De la misma comisaría, la oficial principal fue detenida acusada de estafas reiteradas con tarjetas de crédito.
- El oficial subinspector Raúl Reguera, los oficiales principales Luis Díaz y Arturo Calderón, el suboficial mayor Oscar Enríquez y el cabo primero Omar Caporale, de la comisaría de Billinghurst, fueron condenados el año pasado por privar de la libertad, golpear y extorsionar a dos camioneros a quienes exigían 15 mil pesos para no armarles una causa, en 2001. Los camioneros los denunciaron. Los polis no recibieron la coima, pero igual cobraron durante tres años el sueldo procesados y sin trabajar.
- El oficial subinspector Maximiliano Cristóbal, de la 1ª de Morón, fue detenido en 2002 por robar una estación de servicio en Parque Leloir.
- Magallán, Miguel Angel, oficial principal de servicio en la 7ª de Castelar, en 2001 recibió a un detenido trasladado por el Comando de Patrullas. En lugar de informar a la fiscalía, le cobró unos viáticos y lo dejó libre. Tuvo la mala suerte de que el policía que se lo había entregado estaba de guardia en la fiscalía al día siguiente. Cuando el policía le preguntó al fiscal si había recibido el expediente, Magallán saltó por los aires.
- De la misma comisaría era el oficial inspector Jorge Plaul, que actuaba como jefe de calle. Gendarmería lo detuvo en 2001 cuando pasaba por lafrontera de Formosa una 4x4 robada. Plaul pasó tres años cobrando el sueldo como si nada.
- Por el momento, la síntesis se cierra con el emblemático caso del cabo Sebastián Adinolfi, de la 5ª de La Plata. Adinolfi fue condenado a dos años en suspenso por “hurto calamitoso”, eufemismo jurídico de necrocaco: le habían encomendado custodiar una camioneta con un cadáver dentro y no encontró mejor diversión que birlarle un anillo al muerto. Ocurrió el 21 de setiembre del ‘99 y hasta el sábado pasado, como el resto de la lista birome, cobraba su medio sueldo.
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-35602-2004-05-20.html
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