Néstor y los hijos de la democracia
Publicado el 29 de Octubre de 2010Por
Directora de Contenidos, Canal Encuentro.
Miles, millones de jóvenes crecimos con el corazón roto por habernos salteado aquello que nos correspondía casi biológicamente: la rebeldía de la juventud. La pasión.
Para nuestra generación, la de “los hijos de la democracia”, esta muerte significa un doble dolor. El producido por la muerte del mejor presidente de la democracia argentina, junto a Cristina. Pero también el dolor por lo que Néstor significó para cientos, miles, millones de jóvenes que crecimos con el corazón roto por habernos salteado aquello que nos correspondía casi biológicamente: la rebeldía de la juventud. La pasión.
Hay un lugar común, hermoso, mítico, que dice que con el kirchnerismo “volvió” la política a la Argentina. Y esto, con todo lo que significa, es una verdad a medias: aceptar esta “vuelta” es negar la fatalidad de la política de la democracia. Para nosotros, “los hijos de la democracia”, la política existió, y mucho. Encarnada en la subordinación, la entrega, la que eligió a las corporaciones, la política que despreció a su pueblo y amó a sus fundidores.
Néstor irrumpió en la vida argentina de la mano de un partido que para “los hijos de la democracia” no significaba demasiado. El peronismo eran dos estampitas en casa, una anécdota de domingo, dos o tres películas que exudaban una mística que no nos pertenecía. El peronismo, para “los hijos de la democracia”, era el cajón de Herminio o Amalita intentando cantar la marchita muerta de risa, total si el peronismo le hablaba a ella, entonces por qué no cantarla.
Néstor irrumpió en la vida argentina entendiendo que la política de la democracia fue el hecho maldito del país. Y dio vuelta la noción que “los hijos de la democracia” teníamos de política y de peronismo. La desarmó, la resignificó, le reimprimió banderas. Le tendió puentes generacionales, de clase. Le discutió los símbolos al peronismo y los acercó a miles. La tiñó de amores y odios, como todo aquello que resulta de la pasión. Esa pasión que hoy nos pertenece, y ya nadie más va a arrebatarnos.
Muchos de esos "hijos de la democracia" como la autora sostiene nos opusimos al peronismo de Luder y Bittel porque la propuesta justicialista era amnistiar a los milicos que controlaban aún el poder como primera medida (y además era una típica medida estúpida y una redundancia del peronismo más bajo: los militares ya se habían autoamnistiado). Ese estigma de "hijos de la democracia" algunos lo hemos soportado durante décadas sin llamarnos ni Mazzorín, ni ningún otro pequeño ladrón de gallinas burocrático que pudo haber tenido el gobierno de Alfonsín.
Acompañé el gobierno de Alfonsín hasta el final y lo hice como afectado del Terrorismo de Estado ya que fui denunciante del asesinato de mi padre en 1984 ante la CONADEP. Acompañé al gobierno de Alfonsín hasta el final porque, obviamente consideré en algún momento que debíamos ser agradecidos de que ese gobierno nos librara de la infamia que se proponía llevar adelante el Pacto sindical - militar.
No hice ni más ni menos que lo que el sentido común me indicaba.
Al día de hoy nadie ha podido presentar pruebas de que tal pacto no haya existido y si hay muchos elementos para sospechar que efectivamente la denuncia previa al comicio estaba plenamente justificada porque la amenaza en ciernes era muy peligrosa.
La autora es muy inteligente, joven y brillante, lo que la hace siempre muy apetecible (¿verdad?) en un medio político como el justicialismo que tiene dos defectos ostensiblemente evidentes: no tiene luz y sus actos están casi siempre guiados por un dejo de mala fé.
A la autora lo que la va a salvar, a la larga, es su tremenda capacidad de trabajo y su consecuencia en crear y unir el trabajo a la creación. Lo demás es pura cháchara. Y además no voy a ser un gran adivino si digo que, a la larga, todos aquellos militantes que están dando el espíritu y el corazón por justa causa van a terminar desprendidos de este complejo temible creado para derrotar lo que se le ponga por el camino y fagocitar, incluso a sus mejores militantes.
Hay un tiempo en que uno cree y se autojustifica, pero ese tiempo también se agota.
Y sigo sosteniendo, a pesar de tener que soportar, pasados tantos años, con tantos genocidas sueltos; injuriantes definiciones como éstas, evidentemente impulsadas por fuerzas anómalas y enfermas que son ajenas a la intención de la autora; sigo sosteniendo, como dije tantas veces: no soy peronista, es cierto; pero jamás me van a convencer de que sea antiperonista.
Sería interesante, ya que la autora conoce de análisis de discurso, que los dirigentes, sobre todo aquellos que no van ni han ido a la cabeza ni ahora ni nunca, nos expliquen, por ejemplo, que es lo que quiere decir la palabra "justicialista", que es una definición que no existe. Porque Justicia es una cosa, pero "justicialista"... no es nada realmente.
Sólo digo eso, por poner un ejemplo. Algunos, a lo largo de los años, hemos acumulado un enorme e inútil "capital" en términos de huecos en el lenguaje, vacíos, lugares comunes por donde lo que sea, se cuela y se pierde en el olvido... Y eso, es también gracias al peronismo.
Y, por desgracia, de un tiempo a esta parte este es un país que no se puede darse el lujo ni un instante en olvidarse nada... los tiempos no son los mismos que en los '80 y eso es demostrable. A los que creen que es así y pierden el tiempo poniendo en juego aquello que es lo más preciado de todo aquello que hemos logrado, (y que no es Néstor Kirchner, sino las condenas por genocidio, las tres únicas condenas por genocidio, por ahora), es necesario que se les advierta que el peligro que existe es enorme, los que van a salir perdidosos de una derrota semejante problemente no se recuperen nunca y el peronismo, que siempre utiliza la excusa de que son los primeros interesados en que se haga Justicia, también debería ser el primer interesado en que no se pierda ni el tiempo ni las oportunidades, es decir, que si ya sabe que va a poner la "carne de cañon" trate de anticipar pasos para ver de que manera sale menos perdidoso y de que manera se constituye en un obstáculo menor a la hora de tener que discutir a posteriori que es lo que cada uno hizo desde su puesto de lucha.
Por eso mismo y desde ahora mismo, es esta página los hago responsables a dirigentes y militantes si ocurriera algún "accidente" político o social imposible de salvar.
Carlos Gustavo Saladiono Gutiérrez
Jésica Betsabé Tritten acredita el siguiente currículum público:
Es egresada de la Carrera de Periodismo y ha realizado estudios en Historia. Actualmente se encuentra finalizando el Posgrado Internacional de Gestión y Política en Cultura y Comunicación en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.
A partir de 1999 colaboró con diversos medios gráficos, televisivos y digitales como Editorial Crítica de Nuestro Tiempo, Le Monde Diplomatique, Diario Popular, MuchMusic, elhistoriador.com.ar y Revista Cortejar.
A fines de 2004 es convocada a participar en el Programa de Medios Audiovisuales del Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la República Argentina, creado con el objetivo de sentar las bases de una nueva señal de televisión pública educativa, un proyecto inédito hasta entonces.
Desde 2006 hasta mediados de 2008 se desempeñó como Coordinadora de Dirección y en la actualidad como Directora de Contenidos y Programación de Canal Encuentro, la señal televisiva del Ministerio de Educación de la República Argentina, donde ha participado de la fundación y formación integral del canal y sus contenidos, producción televisiva y multimedial, recuperación, promoción y difusión de archivo y patrimonio audiovisual, selección de materiales internacionales, planeamiento estratégico en producción y programación, conformación de equipos de trabajo y desarrollo y conducción de la franja de historia argentina de la señal. Ha impulsado, asimismo, la convergencia tecnológica que combina los lenguajes de Televisión e Internet.
Ha sido invitada para discutir temáticas de televisión educativa y cultural, medios públicos e innovación de proyectos audiovisuales en numerosos seminarios locales e internacionales.
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