La sensación de falta de confort, de falta de tranquilidad.
Agobiado por los vecinos molestos, por gente bochinchera que
sin razón recurre al latiguillo continuo de invadir a como de lugar, pero que
no invade donde debiera.
No hacer las cosas como se debe.
La injusticia del destino,
el astrolabio de la confusión,
la mecánica cuántica del no saber nada.
Contento con mi producción en menores términos
cachivachescos que antes, esperando a que llegue el verdadero cuarto de hora
del destacarse.
Sin perder el tiempo, me puse a idear un nuevo camino que
despeje la idea errónea acerca de las cosas que son y las que no son.
La fragancia de un porvenir mejor, el seguro de una rienda
que no se suelta, el camino despejado de una circunstancia feliz.
Todo adviene a que no se sature el último rincón de mi
tranquila existencia inserta en el devenir histórico de los hechos.
Mañana, habrá una torta, un festejo, esta noche: la risa y
el discreto encanto de una noche de Sábado.
Más allá, los truenos de los no comprenden, su propia
tormenta a la vista como fractura expuesta.
Nada más que un poco de tino en medio de todo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario