A sólo pocas horas de votar en ese ENGENDRO electoral
llamado "las PASO", uno no puede evitar sentir una decepción terrible
por la calidad de estas elecciones. Malos candidatos, mediocres, antipáticos,
feos, poco adecuados, claramente lejos del nivel requerido para una Ciudad como
Buenos Aires que supo ser considerada un punto de referencia en el orden de las
ciudades del mundo.
Lamentable elección que ni siquiera despiertan el interés
por ir y depositar el voto en la urna.
De hecho, uno no sabe, hasta el momento, que hacer con el
voto de mañana.
De por si, el sistema PASO no sólo es arbitrariamente
complejo sino que, además, es fraudulento; (como fui fiscal en dos ocasiones se
perfectamente de que estoy escribiendo).
Y por el otro lado, varias decenas de candidatos
intrascendentes y de escaso carisma o de poder de convocatoria, sumados a
algunas caras ya repetidas que son exactamente el calco de gestiones pasadas ya
fracasadas, no hacen más que abonar al malestar y la depresión generalizadas.
Iré a votar, probablemente en blanco, sin responder a ningún
provocador y teniendo la mente y el espíritu puesto en que ojalá algún día
exista alguna clase de satisfacción que responda por los continuos sinsabores
de la política.
No son celos, mal puede uno sentirse de celoso de gente que
desde sus mismas caras, trazas y trayectorias son totalmente irrelevantes. Se
trata del asco acumulado por tantos años de empujar y de sufrir con un
resultado que, en ese aspecto, es totalmente contrario a la voluntad y el deseo
de uno.
Deseé orden y limpieza con justicia de calidad e igualdad
con sentido común y obtuve una serie de impresentables que son una verdadera
burla al importante acervo histórico político del país.
Por eso, es todavía más lamentable, que el pequeño cerebro
de los cachivaches que mañana "compiten" en las "primarias"
de la Capital elabore que un tipo como yo puede celar de cualquier de ellos o
de todos ellos en general.
Pígmeos electorales, verdaderos cachivaches que coparon la
política en forma subrepticia y que, ni por asomo, valen un pelo de la cabeza
de algunos de los políticos notables que esta Ciudad le ha dado al mundo.
Lo dice una persona que hace 52 años que camina y transita las calles
y los vericuetos de esta Ciudad.
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